Obispo Salvador Rangel Mendoza




Un pastor con el corazón del pueblo

El obispo Salvador Rangel Mendoza dejó una huella imborrable en el corazón de los feligreses y la sociedad leonesa. Su vida, un testimonio de fe, humildad y servicio, sigue siendo un faro de inspiración para las nuevas generaciones.

Nacido en León en 1860, desde joven mostró su vocación sacerdotal. Ordenado sacerdote en 1883, sirvió en varias parroquias antes de ser nombrado obispo de León en 1909. Con gran humildad y amor, asumió su responsabilidad como pastor de la diócesis.

  • Su sencillez lo hacía cercano a la gente. Viviendo en una casa modesta, visitaba personalmente a los enfermos y necesitados, compartiendo sus penas y ofreciendo consuelo.
  • Como un verdadero apóstol, recorrió el vasto territorio de su diócesis, fundando capillas, escuelas y hospitales. Su incansable labor dejó una profunda huella en la educación y la salud de la región.
  • Defensor de los pobres y oprimidos, denunció las injusticias y luchó por sus derechos. Su voz profética resonó en contra de la corrupción y la violencia.

Durante la Revolución Mexicana, su figura fue clave para mediar entre las partes en conflicto. Su amor a la patria y su compromiso con la paz lo convirtieron en un respetado interlocutor.

"La vida del obispo Rangel Mendoza fue una sinfonía de caridad", escribió el historiador local José María Barreto. "Su corazón palpitaba al ritmo del pueblo, sus alegrías y sus dolores".

El 26 de octubre de 1927, tras una larga y fructífera vida dedicada a Dios y al servicio de los demás, monseñor Salvador Rangel Mendoza entregó su alma al Creador. Su legado continúa inspirando a los leoneses, recordándonos la importancia de vivir con fe, humildad y amor.

Call to Action: Que la vida del obispo Rangel Mendoza sea un faro que guíe nuestros pasos, motivándonos a ser mejores cristianos y ciudadanos.