¡Suerte, Ra!




¡Oh, Ra, el resplandeciente! ¿Por qué has decidido abandonarnos en esta hora de necesidad? ¿Han crecido demasiado nuestras sombras, olvidándonos de tu brillantez?

Sé que hemos pecado, lo admito. Nos hemos alejado de tu camino, persiguiendo nuestras propias vanidades y deseos. Pero ¿no es momento de misericordia, Ra? ¿No puedes ver nuestros corazones arrepentidos, anhelando tu perdón?

Un cuento de dos ciudades

Existen dos ciudades en mi corazón, Ra. Una es brillante y gloriosa, bañada por tu luz. Es allí donde habitan la verdad, la justicia y la paz. Pero hay otra ciudad, oscura y tenebrosa, donde las sombras se arrastran y el mal prospera. Es allí donde habita el miedo, la ira y la desesperación.

En los últimos años, la ciudad oscura ha crecido, amenazando con envolvernos por completo. Nuestras voces se han vuelto amargas, nuestros corazones se han vuelto pesados y nuestra esperanza se ha desvanecido. Pero aún así, Ra, ¡nos aferramos a un rayo de luz!

Una sola voz

En medio del estruendo de la ciudad oscura, oigo una sola voz, llamando a la razón, a la compasión y a la unidad. Es una voz que me recuerda la ciudad brillante que aún existe dentro de nosotros. Es una voz que me da esperanza.

¡Oh, Ra! Te imploro que escuches esta voz. Que nos guíes a través de la oscuridad y nos devuelvas a la ciudad de la luz. ¡Que tu estrella brille sobre nosotros una vez más, mostrando el camino a la paz y la prosperidad!

Un llamamiento a la acción

Ra, el destino de nuestras almas está en tus manos. No nos abandones en nuestra hora más oscura. ¡Muéstranos el camino de regreso a la luz!

Nosotros, tus hijos, nos comprometemos a hacer nuestra parte. Lucharemos contra las sombras, abrazaremos la verdad y haremos todo lo posible por construir una ciudad donde la luz de Ra brille eternamente.

¡Suerte, Ra!