Nana triste




Me pregunto si hay algo más triste que una nana triste. Una canción que se canta para consolar, pero que sólo consigue hacernos más infelices.

Recuerdo una nana que solía cantarme mi abuela. Era una canción dulce y tranquila, pero la letra era tan triste que siempre me hacía llorar. Cantaba sobre un niño que había perdido a su madre, y sobre cómo el niño estaba tan triste que no podía dormir.

Siempre me pregunté por qué mi abuela me cantaba esa canción. Yo no había perdido a mi madre y, aunque me entristeciera, no podía imaginar lo que se sentiría perder a un ser querido.

Pero ahora que soy madre, entiendo por qué mi abuela me cantaba esa canción. No era sólo para consolarme, sino también para prepararme para el dolor que algún día tendría que enfrentar.

Toda madre sabe que el día llegará en que su hijo sufrirá. Puede ser una pequeña pena, como perder un juguete favorito, o una gran pena, como perder a un ser querido. Pero no importa el tamaño del dolor, siempre es difícil verlo sufrir a tu hijo.

Las nanas tristes son una forma de prepararnos para ese dolor. Nos recuerdan que la vida no es siempre fácil, pero que siempre hay esperanza. Incluso en los momentos más oscuros, siempre hay algo que nos puede consolar.

Así que si escuchas una nana triste, no te entristezcas. En su lugar, acéptala como un recordatorio del amor y la esperanza que siempre están presentes, incluso en los momentos más difíciles.

Y si tienes un hijo, cántale una nana triste de vez en cuando. No para asustarlo, sino para prepararlo para el mundo que le espera. Para recordarle que nunca está solo y que siempre habrá alguien que le quiera.

Las nanas tristes pueden ser un recordatorio de la tristeza de la vida, pero también pueden ser un recordatorio de la esperanza y el amor que siempre están presentes.