Marsella - Benfica: El partido que paralizó al mundo




Hoy, hablaremos del partido que paralizó al mundo, el Marsella - Benfica. Una noche llena de magia, goles, polémica y drama, que quedó grabada en la memoria de todos los aficionados al fútbol.
Yo era un niño cuando vi ese partido. Mi padre, un apasionado del fútbol, me llevó al estadio para ver a los dos gigantes del fútbol europeo enfrentarse. El ambiente era eléctrico, el estadio rugía de emoción y los jugadores saltaban al campo con una intensidad que hacía temblar hasta el más veterano.
El partido empezó con fuerza, los dos equipos salieron a por todas. El Marsella, con su característico juego ofensivo, buscaba el gol desde el primer minuto. El Benfica, por su parte, se defendía con uñas y dientes, esperando su momento para atacar.
Y llegó. En el minuto 25, un pase en profundidad de Eusebio dejó solo a Vítor Baptista, que definió con clase ante la salida del portero. El estadio enloqueció, el Benfica se adelantaba en el marcador y el Marsella veía cómo se le escapaba el partido.
Pero los franceses no se rindieron. Siguieron atacando con más fuerza, y en el minuto 35, una falta lanzada por Jean-Pierre Papin se coló por la escuadra de la portería del Benfica. El empate devolvió la esperanza a las gradas, que volvieron a rugir con fuerza.
La segunda parte fue aún más emocionante. El Marsella se volcó al ataque y creó varias ocasiones claras de gol. Sin embargo, el Benfica se defendía con uñas y dientes, y su portero, Manuel Bento, hacía paradas imposibles.
Pero en el minuto 75, llegó el momento decisivo. Un centro desde la banda encontró la cabeza de Papin, que con un remate inapelable puso el 2-1 en el marcador. El estadio explotó de júbilo, el Marsella había remontado el partido y estaba a un paso de la victoria.
El Benfica no se dio por vencido y siguió luchando hasta el final. En el minuto 89, un cabezazo de Diamantino Costa puso el empate en el marcador. El estadio enmudeció, el Marsella veía cómo se le escapaba la victoria en el último minuto.
Pero aún quedaba una sorpresa. En el minuto 90, Papin recibió un pase en profundidad y se plantó solo ante el portero. Regateó al guardameta y marcó a placer, poniendo el 3-2 definitivo en el marcador. El estadio estalló en júbilo, el Marsella había ganado un partido épico.
El Marsella - Benfica fue un partido que quedará para siempre en la memoria de los aficionados al fútbol. Un partido lleno de magia, goles, polémica y drama, que demostró que en el fútbol, todo es posible.