Familia Bibas
Hola, queridos lectores,
Les cuento una historia que me sucedió hace poco y que me dejó pensando.
Estaba yo en mi casa, tranquilamente viendo la tele, cuando de repente escuché un ruido en el jardín. Me asomé a la ventana y vi a un grupo de niños jugando. Entre ellos había una niña pequeña, de unos 5 años, que estaba llorando desconsoladamente.
Como buena vecina, salí a ver qué pasaba. La niña me contó que se había perdido de sus padres. Estaba tan asustada que no sabía ni su nombre. Intenté calmarla y le pregunté si conocía su dirección o el teléfono de sus padres. Pero no sabía nada.
Me la llevé a mi casa y le ofrecí un vaso de agua. Mientras ella bebía, yo llamé a la policía para denunciar su desaparición.
Los agentes tardaron un poco en llegar, pero finalmente aparecieron. Les expliqué la situación y les di toda la información que tenía.
Mientras esperábamos a que los agentes encontraran a los padres de la niña, hablamos un poco. Me enteré de que se llamaba Biba y que era hija de inmigrantes. Sus padres trabajaban mucho y ella se pasaba el día sola en casa.
Me dio mucha pena su historia. Era evidente que se sentía sola y perdida.
Al cabo de un rato, la policía llamó para decir que habían encontrado a los padres de Biba. Estaban muy agradecidos por mi ayuda y se llevaron a su hija a casa.
Me alegré mucho de haber podido ayudar a Biba. Fue una experiencia que me hizo reflexionar sobre la importancia de la familia y la necesidad de cuidar a los niños.
Como padre o madre, es esencial dedicar tiempo a nuestros hijos, escucharlos y apoyarlos. Ellos son nuestro tesoro más preciado.
Un abrazo,