¡Falafel, una delicia para el paladar!




En el mundo culinario, existen platillos que trascienden fronteras y culturas, conquistando corazones y paladares por igual. Uno de ellos es el falafel, esas deliciosas bolitas de garbanzos fritas que nos transportan a las calles de Medio Oriente con solo un bocado.

Mi primer encuentro con el falafel fue en un pequeño restaurante escondido en un barrio de Estambul. El aroma a especias y frituras se colaba por las ventanas, invitándome a entrar. Pedí un sándwich de falafel, y desde ese momento, quedé enganchado para siempre.

El viaje del falafel

Los orígenes del falafel son tan misteriosos como su sabor. Algunos creen que nació en Egipto hace siglos, mientras que otros afirman que se originó en la antigua Persia. Sin embargo, lo que es innegable es su popularidad actual en todo el mundo.

Desde los puestos callejeros hasta los restaurantes gourmet, el falafel se ha convertido en un platillo versátil y adaptable. Lo encontramos envuelto en pan de pita, como relleno de ensaladas o incluso como topping para pizzas.

    Ingredientes y preparación
  • Garbanzos secos
  • Cebolla
  • Ajo
  • Especias (comino, cilantro, pimienta negra)
  • Harina de trigo
  • Aceite vegetal

Preparar falafel es un proceso relativamente sencillo. Los garbanzos se remojan durante la noche y luego se trituran junto con las especias y las hierbas. Se forma una masa, se divide en bolitas y se fríen hasta que estén doradas y crujientes.

Más allá del sabor

Además de su delicioso sabor, el falafel también ofrece importantes beneficios nutricionales. Es una excelente fuente de proteína vegetal, fibra y minerales. Los garbanzos son ricos en hierro, magnesio y vitamina C.

Así que, ya sea que estés buscando un aperitivo saludable o una comida reconfortante, el falafel es una opción que no te decepcionará. ¡Anímate a probarlo y déjate conquistar por su sabor y sus propiedades nutricionales!

¡Que aproveche!