¡David Lebón, el trovador eterno!




En el vasto y colorido tapiz de la música argentina, David Lebón brilla como un hilo dorado, tejiendo melodías que han hechizado a generaciones. Su música, una alquimia de folk, rock y blues, nos transporta a un mundo de introspección, aventuras y sueños.

Nacido en Buenos Aires en 1952, Lebón comenzó su viaje musical a temprana edad. Con un talento innato y una guitarra como confidente, dio sus primeros pasos en el legendario grupo Pescado Rabioso, donde su virtuosismo y voz conmovedora dejaron una huella indeleble.

Pero la verdadera magia de Lebón se desplegó en sus proyectos en solitario. "El acústico" y "Siempre estaré" se convirtieron en clásicos instantáneos, canciones que han adornado bandas sonoras de innumerables historias de amor y desamor.

Sus letras, profundamente introspectivas y poéticas, exploran los recovecos del alma humana. Canta sobre el paso del tiempo, la soledad y la búsqueda de significado. "El tiempo es el ladrón", "Puedo estar muerto mañana" y "Dos segundos de vida son solo algunas de las muchas joyas líricas que ha creado.

Pero Lebón no es solo un compositor y letrista excepcional; es también un guitarrista magistral. Su estilo distintivo, que combina fuerza y delicadeza, ha inspirado a innumerables músicos. Sus solos son como poemas sonoros, historias en seis cuerdas que hablan directamente al corazón.

A lo largo de su ilustre carrera, Lebón ha colaborado con un quién es quién de la música argentina e internacional. Desde Charly García y Luis Alberto Spinetta hasta Eric Clapton y Bob Dylan, todos han quedado cautivados por su talento.

Pero más allá de sus logros musicales, Lebón es también un espíritu libre y un buscador incansable. Su amor por la naturaleza y su búsqueda de la verdad espiritual impregnan su música y su vida.

En "El hombre del alambique, una de sus canciones más emblemáticas, Lebón canta:

  • "Soy el hombre que busca el alambique"
  • "Donde el agua se convierte en vino"
  • "El que transmuta el plomo en oro"
  • "El alquimista del tiempo"

Como el hombre del alambique, Lebón ha dedicado su vida a transformar el sonido en emociones y las experiencias en arte. Es un trovador eterno, un tejedor de sueños que nos sigue inspirando con su música y su sabiduría.

¡Larga vida a David Lebón, el maestro del folk, el mago de la guitarra y el alquimista de las almas!